Celebración del Día de las Américas - Mensaje Especial de Álvaro Uribe Vélez
En medio de la estremecedora crisis a la que nos enfrentamos, es inevitable cuestionarnos y reflexionar cuál es el rol de la humanidad en estos convulsionados tiempos.
En medio de la estremecedora crisis a la que nos enfrentamos, es inevitable cuestionarnos y reflexionar cuál es el rol de la humanidad en estos convulsionados tiempos.
Nos hemos encontrado ante la realidad de ver prósperas naciones doblegadas ante un virus desconocido. Sin embargo, también hemos logrado reconocer que en el mundo actual, todos estamos conectados y que es obligatorio forjar lazos de cooperación entre las naciones, lazos de solidaridad para preservar la vida y sobrellevar la crisis, sin hambre. Es necesario que el ánimo de cooperar se estimule con la reacción oportuna y eficaz de los Estados americanos ante esta crisis. Es imperativo combatir el hambre y la necesidad durante la misma, por eso en el marco de la celebración de este Día de las Américas debemos recordar que la confianza y la credibilidad de la ciudadanía se adquieren con eficacia y fraternidad.
Proteger la vida y ayudar a los más vulnerables deben ser las prioridades de las democracias de América, como también la recuperación de su aparato productivo sostenido principalmente por emprendedores, trabajadores independientes y pequeños empresarios, quienes requieren de atención especial para mantener sus empleos en medio de la crisis. Esta es una oportunidad para reafirmar nuestros valores democráticos, la libertad y el pluralismo; debemos prepararnos para reactivar la inversión como una herramienta de crecimiento que nos ayude a superar pobreza y construir equidad en nuestras naciones. Sumado a esto, fortalecer las organizaciones de comercio americano buscando facilitar la importación que permita asegurar el aprovisionamiento de alimentos, medicamentos y demás insumos imprescindibles para la emergencia que vivimos.
América Latina es una región en constante construcción, pero nunca inferior. Nuestras naciones han tenido que sobrevivir la colonización, las guerras civiles, las dictaduras, el narcotráfico, el terrorismo, la hambruna, la pobreza, la falta de educación; la insuficiencia de los recursos convencionales como lo mencionaba el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez en su discurso “La Soledad de América Latina”; aun así también han demostrado que ninguno de estos obstáculos ha logrado contaminar su futuro, un futuro ojalá muy pronto democrático, libre y en paz para todos los pueblos.
Requerimos entonces, el valor del liderazgo, un liderazgo encaminado a crear un nuevo futuro para las generaciones venideras, uno en el que el planeta tenga descanso y consideración de nuestra parte, uno en el que la educación y la ciencia sean protagonistas y reconocidas en función de ayudar a la humanidad, uno en el que los héroes de la salud y de la fuerza pública reciban todo el aprecio no sólo en momentos de crisis sino en la cotidianidad, uno en donde prime el valor civil.
América no es, ni nunca será una causa perdida.