Manifestación por los Derechos Civiles y Martin Luther King Jr.

“Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, aun tengo un sueño arraigado profundamente en el sueño americano."

Por Instituto Publicado el 29/08/2019 18:16
Un 28 de Agosto de 1963, se produce la  'Manifestación por los Derechos Civiles' en Washington D. C., en el frente  del Monumento a Lincoln.
Allí MARTIN LUTHER KING, Jr. frente a una multitud, calculada entre 200.000 y 300.000 personas, entre las cuales el 80% son afroamericanos, pronuncia su célebre discurso “Yo tengo un sueño" que hasta ahora sigue vigente. Aquí un extracto:

Hay quienes preguntan a los que luchan por los derechos civiles: '¿Cuándo quedarán satisfechos? No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar, No estamos satisfechos, hasta que la justicia nos caiga como una catarata.
“Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, aun tengo un sueño arraigado profundamente en el sueño americano.
Yo tengo un sueño de que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo: 'Creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales'.
Yo tengo el sueño de que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
Yo tengo el sueño de que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.
Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Yo tengo un sueño hoy!
“(…) Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día en que todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual negro: '¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!'».